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Para ello se utilizaron 80 cerdos de unos 22,7 kg que fueron asignados, en base a sexo, peso y camada a uno de cinco tratamientos hasta los 69,7 kg de peso vivo. Las cinco dietas tenían una base de cebada y harina de soja y contenían 0; 7,5; 15; 22,5 ó 30 % de LG. Entre los 69,7 y los 111,1 kg de peso vivo los animales recibieron 0, 6, 12, 18 ó 24 % de LG. Los coeficientes de digestibilidad para la MS no estuvieron significativamente afectados por la incorporación de LG.
La digestibilidad de la proteína cruda (P =0,01) y de la energía bruta (P =0,04) exhibieron un efecto cúbico debido a la incorporación de LG, con la mayor digestibilidad en los animales alimentados a 7,5 % de LG. Durante todo el periodo (22,7 – 111,1 kg) la GMD estuvo afectada lineal (P =0,02) y cuadráticamente (P =0,04) por la inclusión de LG. La ganancia más rápida la obtuvieron los animales alimentados a 7,5 % (6 % en la segunda fase), mientras que los alimentados a 30 % (24 % en la segunda fase) fueron los que ganaron peso más lentamente. El consumo no se vio afectado significativamente por LG, mientras que la conversión exhibió un efecto cuadrático (P =0,02) donde los animales que recibieron la mayor y la menor concentración de LG convirtieron peor. LG no mostró ningún efecto en la canal, pero la inclusión de 30 % (24 % en la segunda fase) aumentó la concentración de ácido linoleico en la grasa dorsal.
LG se muestra como una alternativa aceptable a la harina de soja en cerdos de crecimiento y puede incorporarse a proporciones de hasta 22,5 % en el primer periodo y de 18 % en el segundo sin efectos en el rendimiento.
PA Thacker, VJ Racz y HW Soita. Canadian Journal of Animal Science. 2004. 84(4):681-688
